Al cierre de noviembre de 2024, las exportaciones totales de Paraguay alcanzaron un valor de 14.784,5 millones de dólares, una disminución del 6% frente a los 15.734,7 millones de dólares registrados en el mismo periodo de 2023. Esta contracción, marcada por el debilitamiento de sectores estratégicos como la energía y los productos agrícolas, pone de relieve los desafíos de la economía paraguaya en un contexto global de volatilidad comercial.
Un Análisis Detallado de las Exportaciones
Las exportaciones registradas, que representan el 69,4% del total, ascendieron a 10.266,1 millones de dólares, una caída del 6,5% en comparación con el año anterior. Este retroceso está impulsado principalmente por una disminución en las ventas de energía eléctrica, históricamente uno de los pilares del comercio exterior paraguayo, y la reducción de los envíos de productos agrícolas como el maíz. Además, los precios internacionales de la soja, tanto en granos como en harina, se han mantenido bajos, ejerciendo presión sobre los ingresos del sector.
Por otro lado, las reexportaciones, que abarcaron el 23,6% del total, sumaron 3.484,6 millones de dólares, lo que representa una contracción acumulada del 10,8%. Este descenso refleja el impacto de la desaceleración en el comercio regional, dado que Paraguay actúa como un importante hub de tránsito de bienes en Sudamérica.
En un giro positivo, las otras exportaciones, que conforman el 7% del total, mostraron un crecimiento significativo del 21,8%, alcanzando 1.033,8 millones de dólares. Este incremento puede atribuirse al dinamismo de productos no tradicionales, lo que podría señalar una diversificación incipiente en la oferta exportable del país.
La Maquila: Un Pilar Emergente
El régimen de maquila, que permite la importación temporal de insumos para ser transformados y exportados con valor agregado, continúa ganando protagonismo. Los envíos bajo este esquema totalizaron 1.030,5 millones de dólares, un aumento del 9,7% en comparación con el mismo periodo de 2023. Este crecimiento subraya el potencial del sector industrial como motor de desarrollo económico y fuente de generación de empleo formal.
Importaciones al Alza y el Déficit Comercial
Mientras las exportaciones retrocedían, las importaciones aumentaron un 4,4%, alcanzando un total de 14.952,7 millones de dólares frente a los 14.325,0 millones registrados en 2023. Este incremento generó un déficit comercial de 168,2 millones de dólares al cierre de noviembre, una señal de desequilibrio en la balanza comercial.
Sin embargo, el aumento de las importaciones podría interpretarse como una señal de recuperación económica, impulsada por una mayor demanda interna. Este fenómeno refleja un fortalecimiento del consumo y la inversión, especialmente en bienes de capital, que suelen tener un efecto multiplicador en la actividad económica.
Contexto Global y Desafíos Futuros
La caída en las exportaciones de energía eléctrica pone en evidencia la vulnerabilidad de Paraguay frente a factores externos, como las fluctuaciones en la demanda de sus socios comerciales. Con más del 70% de su matriz exportadora vinculada a productos primarios o de bajo valor agregado, el país enfrenta la necesidad urgente de diversificar su base productiva y reducir su dependencia de los ciclos de precios internacionales.
En el ámbito agrícola, el sector sojero —uno de los mayores contribuyentes al comercio exterior paraguayo— se encuentra en una encrucijada. La combinación de precios bajos, condiciones climáticas adversas y competencia regional representa un desafío estructural que requiere atención estratégica.
Por otro lado, el crecimiento de la maquila abre una ventana de oportunidad para Paraguay. Este régimen, favorecido por ventajas fiscales y una posición geográfica estratégica, podría ser clave para atraer inversiones extranjeras directas, diversificar la economía y reducir la dependencia de las exportaciones de commodities.
A medida que Paraguay se adentra en el último tramo de 2024, la economía enfrenta un panorama mixto: desafíos significativos en sectores tradicionales como la energía y la agricultura, pero también oportunidades en el desarrollo industrial y la diversificación productiva. La capacidad del país para navegar estas complejidades dependerá de políticas públicas efectivas y de la colaboración entre el sector privado y el gobierno para fomentar un crecimiento sostenible.
