Por Elda Cantú
Millones de estudiantes iniciaron un nuevo curso escolar por estos días, o están a punto de hacerlo.
Y muchísimos profesores han estado preparándose para el inicio de clases con una nueva duda en mente: cómo enseñar en un mundo donde la inteligencia artificial está al alcance de la mano. En una nota reciente, la reportera Natasha Singer mencionó algunas de sus preocupaciones.
“¿Cómo deben ser las tareas de redacción en una era en la que los estudiantes pueden usar chatbots para que las escriban por ellos? ¿Cómo las escuelas, los profesores y los alumnos pueden utilizar los bots de manera eficaz y creativa? ¿Se consideraría trampa si un estudiante le pide a un bot que haga el borrador de un texto que luego reescribirá él mismo?”
Hace un año, cuando empezó el auge masivo de esta tecnología, el primer impulso en muchas escuelas y universidades fue prohibir tajantemente el uso de chatbots. Ahora, no obstante, cada vez más comunidades educativas han empezado a reflexionar y a mostrar apertura hacia las posibilidades de la IA en el salón de clase.
He seguido el debate con una mezcla particular de curiosidad: fui profesora y administradora académica cuando los teléfonos inteligentes empezaron a inundar las aulas de clase y Wikipedia parecía enemiga del aprendizaje. He vivido la zozobra que trae el cambio tecnológico y atestiguado la resistencia que genera, y también he visto los beneficios de experimentar y aprender con rapidez para crecer.
Tal vez por eso coincido con algunas de las ideas que planteó Kevin Roose, columnista de tecnología del Times, en un texto que publicamos hoy en español y que incluye una serie de recomendaciones para aprovechar el potencial de la IA en las escuelas y universidades. Y me quedo con el siguiente subrayado:
“Los estudiantes necesitan orientación en lo que respecta a la IA generativa y las escuelas que la tratan como una moda pasajera —o un enemigo que vencer— perderán la oportunidad de ayudarlos”.
Fuente: New York Times en Español